lunes, 15 de septiembre de 2014

Publicación del comentario sobre el libro Después de la Fotografía de Fred Ritchin.



Básicamente el autor aborda y ahonda,  a través de una profunda reflexión y un minucioso análisis, los cambios que devienen de la transición de la fotografía análoga a la fotografía digital, se exponen  cada una de estas dichas modificaciones, la manera en la que han incidido, las consecuencias y los resultados, y como a partir de ellos se ha reconfigurado y replanteado la relación con la realidad actual, y las nuevas maneras que se han generado dentro de la misma, para así poder realmente entender y comprender esta evolución, el estado y el momento que se vive y que conforma la fotografía hoy en día.

Desde un punto de vista particular, considero que este libro nos invita a cuestionar, reflexionar y repensar muchas de las cosas que en ocasiones damos por sentadas en nuestra vida diaria, que pasan desapercibidas por su cotidianidad, y que indudablemente están ligadas al sistema socio/cultural al que pertenecemos.

De principio a fin Ritchin se refiere constantemente a la relación que existe entre la cotidianidad y la fotografía. Hace hincapié y señala que es a partir de esta invasión apabullante de imágenes, de la publicidad, el periodismo, el diseño, el avance tecnológico, de las computadoras y gadgets, de este nuevo universo digital, de las redes sociales y los medios de comunicación masivos, que la fotografía ha tomado una nueva presencia y dimensión dentro de nuestras vidas, y forma parte de ella desde otra perspectiva, su papel ha cambiado, por esta razón debe estudiarse y concientizarse desde esta reciente modalidad.

El avance y desarrollo tecnológico, sumado a los medios de comunicación y las redes sociales han permeado la manera en la que actuamos, en que nos relacionamos, pensamos o incluso la forma en la que observamos.

Como consecuencia de la digitalización y esta evolución dentro de la fotografía, en la actualidad existe una distorsión de nuestra visión o percepción de la realidad.  Muy al contrario de lo que se pensaba con anterioridad, en los inicios de la fotografía, cuando esta respondía y era producto o prueba fehaciente de la realidad, capaz de capturar lo visible y de reflejar la realidad.

El autor también expone diversas ideas dignas de mención y que a su vez plantean una aguda reflexión, de como, por medio de esta transición a lo digital se rompe con este antiguo esquema que unificaba a la fotografía únicamente con la realidad y lo verdadero, deja de ser una simple prueba o referente, ahora ya es válido y posible representar lo que uno desea, anhela o pretende, y no necesariamente lo que es o constituye en realidad.

Partiendo de esto, algo que ha sufrido y se ha visto bastante afectado con este cambio de lo análogo a lo digital, partiendo de la evolución y el avance tecnológico,  es el papel que representa actualmente el fotógrafo, el cual ha perdido predominancia y trascendencia, y es que al facilitar el acceso a la fotografía y poner al alcance de muchos la manipulación y el uso inconsciente (por decirlo de cierta manera), ha vulgarizado y desmeritado el quehacer del mismo fotógrafo. Desaparece el valor de la experiencia,  lo que prevalece es la imagen, y es lo que se considera como real.

Esta nueva realidad creada (manipulada) se ha utilizado con fines políticos, sociales y comerciales, se ha instaurado a partir de ella una percepción colectiva, que nos truquea a partir de la creación de un sentido de pertenencia e identidad.

Por otro lado el autor también comenta y reflexiona sobre los programas o el software de edición de imagen, como lo es el caso del Photoshop, que nos permite agregar o quitar información, nos da la capacidad de manipular la imagen a nuestro antojo y deseo, de crear nuevas realidades.

Algo que me pareció muy interesante y atinado, es cuando menciona un término peculiar y curioso que surge como resultado a lo que sucede cuando como espectadores nos  vemos inmersos y bombardeados por innumerables cantidades de imágenes que reflejan un crudo y excesivo grado de violencia, y como está deja de impresionar o de asombrar al espectador por la cotidianidad y banalidad con la que se manejan, Ritchin lo llama Turismo de la Violencia. La fotografía es vista como un espectáculo, como lo que se expone en  la frase ó dicho que dice: “Al pueblo pan y circo”.

Por otra parte el autor enuncia, subraya y señala las cualidades positivas y el sin número de  nuevas opciones y oportunidades que se han generado a partir de la adición y aparición del internet, los programas de edición de imágenes digitales, los links e hipervínculos, las interfaces o los medios interactivos. De cierta manera los límites entre la fotografía y otras disciplinas se han fusionado, y es a partir de estas nuevas instancias y relaciones interdisciplinarias que se ha contribuido, complementado e impulsado el desarrollo y la evolución de la fotografía.

Indudablemente la fotografía ha dejado de ser lo que era y como se le consideraba en sus inicios, ha mutado y transmutado, por esta misma razón ya no puede ser concebida de la misma manera, hace mucho que dejo de ser un referente o burdo retrato de la realidad, o el producto de un profesional/experto dentro del universo de lo fotográfico. Hoy en día se le debe considerar como un ente vivo, interactivo, dinámico, que está en constante cambio y movimiento, que se desplaza de manera acelerada y compleja.


Considero importante la lectura de este libro, pues es a partir de lo que propone el autor que podemos advertir de manera más sencilla aquellas circunstancias que han permeado, ya sea de manera positiva o negativa,  lo que consideramos o concebimos como fotografía actual, y partiendo de esto comprender esta nueva configuración y desarrollar nuestra capacidad de advertir nuevos paradigmas o problemáticas. Solo al percatarnos y hacer conciencia de estos factores seremos capaces de lograr realmente una concepción, cambio o incidencia.

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