Básicamente el autor aborda y ahonda, a través de una profunda reflexión y un
minucioso análisis, los cambios que devienen de la transición de la fotografía análoga
a la fotografía digital, se exponen cada
una de estas dichas modificaciones, la manera en la que han incidido, las
consecuencias y los resultados, y como a partir de ellos se ha reconfigurado y
replanteado la relación con la realidad actual, y las nuevas maneras que se han
generado dentro de la misma, para así poder realmente entender y comprender
esta evolución, el estado y el momento que se vive y que conforma la fotografía
hoy en día.
Desde un punto de vista particular, considero que este libro
nos invita a cuestionar, reflexionar y repensar muchas de las cosas que en
ocasiones damos por sentadas en nuestra vida diaria, que pasan desapercibidas
por su cotidianidad, y que indudablemente están ligadas al sistema
socio/cultural al que pertenecemos.
De principio a fin Ritchin se refiere constantemente a la relación
que existe entre la cotidianidad y la fotografía. Hace hincapié y señala que es
a partir de esta invasión apabullante de imágenes, de la publicidad, el
periodismo, el diseño, el avance tecnológico, de las computadoras y gadgets, de
este nuevo universo digital, de las redes sociales y los medios de comunicación
masivos, que la fotografía ha tomado una nueva presencia y dimensión dentro de
nuestras vidas, y forma parte de ella desde otra perspectiva, su papel ha
cambiado, por esta razón debe estudiarse y concientizarse desde esta reciente
modalidad.
El avance y desarrollo tecnológico, sumado a los medios de comunicación
y las redes sociales han permeado la manera en la que actuamos, en que nos
relacionamos, pensamos o incluso la forma en la que observamos.
Como consecuencia de la digitalización y esta evolución
dentro de la fotografía, en la actualidad existe una distorsión de nuestra visión
o percepción de la realidad. Muy al
contrario de lo que se pensaba con anterioridad, en los inicios de la fotografía,
cuando esta respondía y era producto o prueba fehaciente de la realidad, capaz
de capturar lo visible y de reflejar la realidad.
El autor también expone diversas ideas dignas de mención y
que a su vez plantean una aguda reflexión, de como, por medio de esta transición
a lo digital se rompe con este antiguo esquema que unificaba a la fotografía únicamente
con la realidad y lo verdadero, deja de ser una simple prueba o referente,
ahora ya es válido y posible representar lo que uno desea, anhela o pretende, y
no necesariamente lo que es o constituye en realidad.
Partiendo de esto, algo que ha sufrido y se ha visto
bastante afectado con este cambio de lo análogo a lo digital, partiendo de la evolución
y el avance tecnológico, es el papel que
representa actualmente el fotógrafo, el cual ha perdido predominancia y trascendencia, y
es que al facilitar el acceso a la fotografía y poner al alcance de muchos la manipulación
y el uso inconsciente (por decirlo de cierta manera), ha vulgarizado y
desmeritado el quehacer del mismo fotógrafo. Desaparece el valor de la
experiencia, lo que prevalece es la
imagen, y es lo que se considera como real.
Esta nueva realidad creada (manipulada) se ha utilizado con
fines políticos, sociales y comerciales, se ha instaurado a partir de ella una percepción
colectiva, que nos truquea a partir de la creación de un sentido de pertenencia
e identidad.
Por otro lado el autor también comenta y reflexiona sobre los
programas o el software de edición de imagen, como lo es el caso del Photoshop,
que nos permite agregar o quitar información, nos da la capacidad de manipular
la imagen a nuestro antojo y deseo, de crear nuevas realidades.
Algo que me pareció muy interesante y atinado, es cuando menciona
un término peculiar y curioso que surge como resultado a lo que sucede cuando como
espectadores nos vemos inmersos y
bombardeados por innumerables cantidades de imágenes que reflejan un crudo y
excesivo grado de violencia, y como está deja de impresionar o de asombrar al
espectador por la cotidianidad y banalidad con la que se manejan, Ritchin lo
llama Turismo de la Violencia. La fotografía es vista como un espectáculo, como
lo que se expone en la frase ó dicho que
dice: “Al pueblo pan y circo”.
Por otra parte el autor enuncia, subraya y señala las
cualidades positivas y el sin número de nuevas opciones y oportunidades que se han
generado a partir de la adición y aparición del internet, los programas de edición
de imágenes digitales, los links e hipervínculos, las interfaces o los medios
interactivos. De cierta manera los límites entre la fotografía y otras disciplinas
se han fusionado, y es a partir de estas nuevas instancias y relaciones
interdisciplinarias que se ha contribuido, complementado e impulsado el
desarrollo y la evolución de la fotografía.
Indudablemente la fotografía ha dejado de ser lo que era y
como se le consideraba en sus inicios, ha mutado y transmutado, por esta misma razón
ya no puede ser concebida de la misma manera, hace mucho que dejo de ser un
referente o burdo retrato de la realidad, o el producto de un profesional/experto
dentro del universo de lo fotográfico. Hoy en día se le debe considerar como un
ente vivo, interactivo, dinámico, que está en constante cambio y movimiento,
que se desplaza de manera acelerada y compleja.
Considero importante la lectura de este libro, pues es a partir
de lo que propone el autor que podemos advertir de manera más sencilla aquellas
circunstancias que han permeado, ya sea de manera positiva o negativa, lo que consideramos o concebimos como fotografía
actual, y partiendo de esto comprender esta nueva configuración y desarrollar
nuestra capacidad de advertir nuevos paradigmas o problemáticas. Solo al
percatarnos y hacer conciencia de estos factores seremos capaces de lograr realmente
una concepción, cambio o incidencia.
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